Se cumplen hoy 165 años de la inauguración el 28 de octubre de 1848 de la primera línea de ferrocarril construida en la península Ibérica, entre Barcelona y Mataró. Aquel viaje entre ambas ciudades, de algo más de veintiocho kilómetros en los que se invertía una hora escasa, fue la primera de los caminos de hierro en España y Portugal.
España, que se incorporó posteriormente a otros países a la "fiebre" del ferrocarril, pudo haberlo hecho veinte años antes. De hecho, en 1829, justo cuando estaba a punto de terminar de construirse en Inglaterra, por J. Stephenson, la línea entre Manchester y Liverpool, en nuestro país ya se solicitó la concesión de un camino de hierro por parte del empresario gaditano José Díez Imbrechts. Se trataba de la concesión para una línea de ferrocarril, de 5,83 kilómetros de longitud, entre Jerez y la localidad de El Portal donde, sobre el río Guadalete, se construiría un muelle, con el fin de transportar las botas de vino desde las bodegas de Jerez hasta El Portal, transporte que se hacía con carros, para luego embarcarlas en lanchas hasta los navíos fondeados en la bahía de Cádiz. Dicha concesión fue otorgada, pero no llegó a ejecutarse.
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